Por Felipe Sandoval
¿Qué hubiera pasado si Edward Jenner no hubiese pensado en los demás y no hubiera inventado la primera vacuna, la de la viruela? ¿O si en el sismo del 2017 la gente “no afectada” sólo se hubiera quedado en su casa viendo noticias y no hubiese salido al rescate de los demás? ¿O esos padres que desgraciadamente perdieron a sus hijos no hubieran aceptado donar sus órganos y darle una nueva oportunidad al hijo de alguien más?
Esta pandemia, los retos que enfrentamos desde las diferentes trincheras donde intentamos sobrevivir y salir adelante, me ha puesto a reflexionar y a darme cuenta que si desde nosotros, los ciudadanos, no nos preocupamos el uno por el otro, nada va a cambiar. ¿Por qué tenemos que esperar a que los otros, los partidos, sus intereses y sus rivalidades, vayan por encima de lo que esperamos los ciudadanos, de lo que merecemos? ¿Por qué tenemos que definir nuestra vida con base en lo que suceda y no crear lo que queremos para nuestra vida? ¡Los ciudadanos tenemos que entrar al rescate de los ciudadanos!
“Debemos de dejar de ver la política como partidos políticos y verlo como sociedad, como esa oportunidad de cambio. Enfocarnos en el problema verdadero que la sociedad tiene que cambiar”. Cito a Gabriel Cruz, exalumno de la carrera de Derecho del Tec, porque me emociona que desde los chavos comience a permear un pensamiento así. Pero no sólo se trata de ellos. Centennials, millennials, generación X, hombres y mujeres, las personas de la tercera edad…Ya lo dijo Martin Luther King: “Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos.” En nosotros como sociedad está el poder decidir, hacer un cambio o seguir como la puerta de Alcalá: viendo sólo pasar el tiempo.
Por eso creo firmemente, que ya es tiempo de que los ciudadanos demostremos que podemos administrar mejor las ciudades que los políticos. No basta con quejarnos, con acusarnos unos a otros, con echar la culpa al pasado. ¡Nada de eso nos hará salir adelante!
Tenemos que convocar a la unidad y poner alto a la división entre nosotros. Sumar. Conciliar donde convergemos. Para México ha llegado la hora de que los ciudadanos tomemos el destino en nuestras manos.