“Por muy gallo que sea el gallo, la de los huevos es la gallina.” Era pleno mes del Día Internacional de la Mujer y yo leía esta frase en Twitter. Me puso a pensar en todas esas fases de huevos que escuchamos a diario que refieren a lo fuertes, valientes o machos que debemos ser tanto hombres como mujeres. Y en efecto, por naturaleza, sí, las gallinas, son las únicas que pueden cargar con esa enorme tarea. Pero hablando de género, de igualdad, de capacidades, creo no se trata de qué cresta sea más grande, o el plumaje o quién pisa a quién. Creo que es un tema de jalar parejo. Nada de “que detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”. ¿En serio, en pleno siglo XXI?
No sé ustedes, pero yo camino de la mano de mi esposa.
Los científicos que desarrollaron la vacuna Pfizer/BioNTech contra el Covid-19 son una extraordinaria pareja turco-alemana. En palabras de Albert Bourla, director ejecutivo de Pfizer, lograron “el mayor avance médico” en los últimos 100 años. ¿Te imaginas la mentalidad de equipo y equidad que abrazan Ugur Sahin y Ozlem Tureci? Mejor ejemplo no puede existir hoy en día.
Ni género, ni sexo, ni anatomía con la que hayamos nacido nos hace más fuertes ni más poderoso. Borremos estereotipos. No importa si son del tamaño de una codorniz o de tiburón ballena, los huevos son iguales para todos. No importa a quién le toque ponerlos y a quién incubarlos.
Puebla, según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), es uno de los tres estados donde se producen más huevos al año. Me encantaría que más que unos rancheros, o divorciados, los viéramos más en encabezados de periódicos, en nuestros políticos y en tomas de decisiones que mejoren el rumbo de nuestro país. Porque para eso, no importa quién los ponga.