Decía Maquiavelo que “No es preciso que el príncipe posea todas las virtudes… pero debe aparentar poseerlas”. Desde entonces, hasta las modernas teorías sobre el liderazgo, recorremos más de 500 años reflexionando sobre la mejor forma de dirigir, de guiar o de inspirar a las personas. El tema de liderazgo es uno de los más buscados y quizá el más complicado porque ¿cómo lograr convertirnos en líderes y no en patrones, en líderes y no en jefes; en el líder del municipio y no en su serenísima alteza el presidente municipal? El problema real es que aquí dos y dos no son siempre cuatro y que desgraciadamente no existe una receta para formar líderes o para transformarse mágicamente en uno.
Generalmente asociamos a los líderes con las guerras o las batallas. Sin embargo, el
liderazgo se ejerce en todos los órdenes de la vida cotidiana. Las organizaciones
exitosas tienen un líder que vive lo que predica. Así he conocido a líderes
sobresalientes en empresas, en universidades y organizaciones sociales.
De la misma forma jugamos un doble papel en la vida cotidiana, somos líderes y
seguidores: en el equipo de futbol nos toca el rol del líder pero en la asociación de
colonos nos toca ser seguidores de alguien más. Entonces, ¿qué características tienen
los líderes? ¿Eres tú uno de los líderes que se necesitan para resurgir como el ave fénix de entre las cenizas para acabar con la inseguridad, con la corrupción, para generar empleos e impulsarnos hacia el futuro? ¿O al menos para ser el líder o la líder que cambie el pequeño entorno en que vives?
De acuerdo con Warren Bennis, teórico del liderazgo, estas son las 5 características
más representativas de los líderes:
- Son visionarios. Logran plasmar en blanco y negro el futuro que esperan
alcanzar. Es como tener la capacidad de soñar con un hospital para atender a
niños con cáncer en Cholula, Puebla y tener tal claridad que puedes hacer los
planos y las fachadas para que todos lo vean. - Se comunican. De qué sirve tener una visión clara si no tenemos la capacidad
de transmitirla a la gente, porque no hay líderes sin colaboradores que lo sigan.
Los líderes saben convencer y lo logran fundamentalmente a través de una
buena comunicación. - Delegan. Al lograr comunicar esa visión, un líder deja hacer a cada persona lo
que le toca. Esto no significa dejar que haga cada quien lo que quiera, significa
otorgar a cada uno las facultades para que puedan ejercer su autoridad y
responsabilidad en el pedacito que aporta al equipo. Un buen líder no genera
dependientes, ni entrega dádivas para que lo sigan. O despensas o becas.
Empodera a la gente. Genera más líderes. - Motivan. O mejor dicho, inspiran; logran prendernos el motor interno para
hacer las cosas, para lograr cambios, para dar más… para llegar a las metas
propuestas y cuando la cosa se pone difícil quemar las carabelas. - Logran resultados. Nadie sigue a un líder que pierde todas o que nos lleva al
fracaso. Sólo buscando la UNIDAD, y no la división, se generan resultados.
Ahora bien, además de estas características, hay que poseer o desarrollar ciertas
habilidades que facilitan el lograr un liderazgo efectivo, principalmente tres:
- Juicio – Una mezcla de corazón y cerebro para encontrar el equilibrio en el
actuar cotidiano. - Criterio – para saber tomar la responsabilidad y hacer las cosas correctas.
- Competencia técnica – habilidad de hacer las cosas y experiencia en el cómo.
El asunto si ya estaba complicado, se pone francamente color de hormiga cuando
sumas las características con las habilidades. Si a esto le añadimos además que un
líder debe entender su mundo, su época y su situación, que es un optimista realista (sí se puede aunque sea difícil), que un líder se compromete, busca la sabiduría y cuida su personalidad, este asunto del liderazgo resulta que no es pararte en un banquito y echarte un discurso.
Un líder genera en sus colaboradores admiración, motivación, logra que la gente de su equipo quiera ser como él. El verdadero líder es un maestro, es un ejemplo, es un
guía… Vaya, es como el chanoc, el gurú, el sensei o el Oggway de Kung Fu Panda.
Para terminar, una historia que muchos desearíamos. Hace muchos años los
empleados de la compañía homenajearon a Herb Kelleher, el presidente de Southwest Airlines en el Día del Jefe. Y le dijeron: “Por recordar cada uno de nuestros nombres. Por escucharnos. Por dirigir la única gran línea aérea rentable. Por cantar con nosotros. Por permitirnos usar tenis en el trabajo. Por jugar al golf en el Love Classic con un sólo palo. Por llegar en su Harley Davidson a la sede central de SouthWest. Por ser un amigo, no sólo un jefe. Feliz Día del Jefe le deseamos sus 16,000 empleados”. Pero lo realmente grandioso fue la forma en que lo recibió. Los 16,000 empleados pagaron, de sus propios bolsillos, un aviso a toda página (que costó 60,000 dólares) en el USA Today. Y en el Día del Jefe, cuando Kelleher abrió el diario, eso fue lo que leyó.