Tengo un amigo que es buenísimo para los negocios, es un zorro; sagaz, astuto, sabe colarse para convencer de sus proyectos, seducir a la gente y cerrar los tratos. ¿Qué pensaste de mi amigo, cómo te lo imaginas? ¿Cómo actúa? Ahora veamos. Tengo una amiga que es buenísima para los negocios, es una zorra; sagaz, astuta, sabe colarse para convencer de sus proyectos, seducir a la gente y cerrar los tratos. ¿Qué pensaste de mi amiga, cómo te la imaginas? ¿Cómo actúa?
Exacto. Mi amigo es fuerte, audaz y valiente. Pero a mi amiga, incluso entre las mujeres, no le fue tan bien en su construcción mental ¿verdad? Y sólo cambié una letra “A”. Zorro está relacionado con astuto, a zorra la relacionamos con prostituta.
Un ejemplo simplón, pero absolutamente cierto, explica cómo construimos la relación entre los géneros a lo largo de la vida. Y la lucha que millones de mujeres han sostenido por cientos de años, por no decir milenios, en casi todas las culturas.
Para eliminar la cultura del machismo, es importante que nosotros, los hombres también transformemos nuestra visión sobre las mujeres y sobre nuestra propia vida.
Hace 20 años empecé a profundizar en los temas de género con el Instituto Nacional de las Mujeres, e impulsé desde mi empresa la inclusión de políticas con perspectiva de género. Así tuve oportunidad de implementar en muchas empresas el modelo de equidad de género, precursor de la norma de igualdad laboral, y en Zacatecas desarrollamos un modelo estatal que después se implementó en todas las secretarías. Tengo también dos hijas, que conforman junto con su señora madre, el 60% de los votos en mi casa.
¿Pero por qué te comparto, mi experiencia en temas de género, que las mujeres son mayoría en mi casa y un chiste que podría catalogarse como sexista? Pues porque aún con esa trayectoria, mi aparente sensibilidad, disposición y entrenamiento en masculinidad, aún tengo actitudes, comentarios, comportamientos y tomo algunas decisiones inconscientes como los machos.
Ante lo que está ocurriendo en el mundo lo primero que tenemos que hacer los hombres es ponernos delante del espejo, analizarnos y darnos cuenta de la situación privilegiada que tenemos por el simple hecho de ser hombres. Y justo después, asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde para transformarlo.
Te comparto una visión del reto que tenemos los hombres con un ejemplo de lo que sucede para las mujeres en el ámbito empresarial. Es una reflexión hacia el valor de las mujeres emprendedoras, a las mujeres profesionistas que han logrado tenazmente colarse dentro del club de Toby y ser tanto o más exitosas que muchos hombres. ¿Qué características tienen las mujeres que han triunfado en los negocios? ¿Qué las distingue incluso en su forma de dirigir una empresa con respecto a los hombres?
¿Cómo es una mujer exitosa en los negocios?
En teoría debería de tener las mismas características que un hombre: talento, liderazgo, visión, enfoque a los resultados, empuje y mucho más. Sin embargo, resulta que las mujeres exitosas en los negocios, en nuestra percepción, también tienen que ser madres ejemplares y esposas sensacionales. Aunque muchas no quieran ser ni madres, ni esposas. Aún no podemos separar a la mujer empresaria de la mujer hogareña.
Sí concebimos que un empresario hombre se ausente del hogar por negocios una semana, que no llegue a comer, o que no esté con los hijos el fin de semana por hacer negocios en el golf, y echarse unas cubas en el hoyo 19. Pero difícilmente los hombres podemos visualizar a una ejecutiva que no esté al pendiente de su familia o que salga a una ruta de visita al sureste por 10 días. Menos aún cuando los niños son pequeños o si comparte el viaje con dos hombres.
Así que las mujeres exitosas tienen que luchar contra este paradigma ancestral además del ambiente empresarial en que se desenvuelven.
Tienen que luchar hoy contra la falta de credibilidad que aún tenemos sobre sus capacidades y contra la discriminación salarial en el mercado laboral. Una mujer en la misma posición de un hombre tiene un salario menor en un 20% y obtener una línea de crédito para una empresaria es más complicado que para los hombres. En América, México ocupa el quinto peor lugar en materia de brecha entre hombres y mujeres.
Si bien las mujeres han ganado posiciones importantes dentro del sector público, por las políticas de paridad de género, en el sector privado aún no han ganado los mismos lugares. Todas las cámaras empresariales son dirigidas por hombres. De hecho el 85% de los empresarios de este país somos hombres, sólo el 15% son empresarias mujeres.
Pero no todo es malo, en el 2000 las mujeres representaban el 32% de la población económicamente activa del país pero sólo ocupaban el 5% de los puestos directivos en las empresas mexicanas. Hoy 21 años después ya existe una lista en Forbes con las 100 mujeres más poderosas en México.
No es fácil, pero aún dando tumbos hemos avanzado.
Más bien, ustedes mujeres han avanzado. Un desafío en el mundo es superar la polaridad, las luchas raciales, las luchas ideológicas, por supuesto el rol de género, y conquistar – en unidad y con información – la armonía de la humanidad.
El mundo nunca va a caminar bien si más del 70% padece, miedo, injusticia, hambre, discriminación o violencia. A la cultura de la tolerancia, hay que agregar la cultura de una nueva masculinidad que mira a todas las personas con una visión, humana de respeto y aprecio.
Desde aquí mi reconocimiento a las empresarias y profesionistas destacadas, como tú, que contribuyen con su talento y esfuerzo al desarrollo de nuestro país. Mi reconocimiento a todas las mujeres. Y a los hombres como yo, a ti que me lees, a pesar de la construcción de género con la que crecimos, trabajemos porque nuestra primera tarea sea romper con la complicidad machista y cuestionarnos en qué medida seguimos reproduciendo las «violencias» que el feminismo intenta desmontar y que tus hijas, hermanas, primas o amigas, esperan no padecer.