No hay duda de que México requiere emprendedores, muchos emprendedores. Está claro que requerimos rescatar 10 millones de empleos perdidos y generar millones más para las generaciones que año con año buscan oportunidades de desarrollo y crecimiento en el mercado laboral.
Mucha gente joven cree que ser emprendedor es una carrera segura. Otros de mayor edad, subestiman los riesgos que supone financiar empresas que recién inician.
¿Qué es lo que define a un emprendedor? ¿Qué conjunto de características los distingue y les permite iniciar un nuevo negocio, y sobre todo, mantenerlo en pie aún en los peores momentos por largo plazo?
Iniciar una nueva empresa no se parece en nada a administrar un negocio establecido.
De acuerdo con un estudio publicado en el Harvard Business Review y en el cual se evaluaron a cinco mil empresarios, estas son algunas preguntas clave que los jóvenes, y no tan jóvenes emprendedores, deberían evaluar.
La primera pregunta: ¿Se siente usted cómodo llevando las reglas al límite?
A diferencia del resto de los hombres de negocios, los emprendedores no sólo están dispuestos a forzar las reglas de vez en cuando, también disfrutan al hacerlo. La mayor parte de ellos, de acuerdo con el estudio que se mencionó, reconocen que alguna vez usaron tácticas poco ortodoxas para lograr a su favor un acuerdo crucial, o para conseguir los recursos necesarios para llevar su idea a la práctica.
Dado que las empresas que inician, cuentan con escaso presupuesto, los emprendedores deben asumir grandes riesgos financieros. Muchos han mantenido a flote sus negocios haciendo malabares con sus tarjetas de crédito. Sin embargo, todos los nuevos empresarios deben recordar algo vital: una cosa es forzar las reglas al límite y otra muy distinta es violarlas.
Segunda pregunta: ¿Está preparado para ganarse enemigos gratis?
Los emprendedores más astutos prefieren ir en busca de los nichos de mercado que las grandes compañías pasaron por alto. Pero no temen ganarse enemigos poderosos, ni les preocupa demasiado el tamaño o la cantidad de sus rivales, sin embargo, cuando estos llegan a verse amenazados pueden intentar “aplastar” a los nuevos empresarios a través de sus relaciones, o simplemente invirtiendo recursos para controlar su mercado a pesar de perder dinero en ese negocio.
Tercera pregunta: ¿Tiene usted la suficiente paciencia para empezar poco a poco y no tratar de comerse el pastel?
Los emprendedores sagaces, de acuerdo con el artículo del Harvard Business, saben que, en el comienzo, no se debe desechar ninguna oportunidad por pequeña que sea. Por otra parte, realizar una prueba en pequeña escala permite, además de ir conociendo la industria o el sector en que se participa, cometer errores cuando aún se está a tiempo de subsanarlos y cuando el impacto en el mercado es menor. El crecimiento, cuando llegue será mucho más sostenible.
Aunque muchos aspectos de la actividad emprendedora favorecen a los jóvenes empresarios, en cuanto al empuje, la tenacidad, la osadía casi temeraria y otras, la paciencia es una virtud más común de la gente madura. La impaciencia y el idealismo de los empresarios jóvenes suelen impulsarnos a tratar de conseguir todo más rápido, más grande y a buscar “escala”. Esta forma de ver las cosas no funciona para la mayor parte de las empresas que se inician. Entre las nuevas empresas que fracasan, muchas consumen su capital tratando de crecer demasiado pronto o cometiendo errores que acaban por consumirlos.
Cuarta pregunta: ¿Está dispuesto a cambiar sus estrategias de negocio cuantas veces sea necesario?
Muchos empresarios novatos ponen a la estrategia con la que empezaron en un pedestal. Una vez que se trazaron un plan, tratan de no apartarse de él. Creen que de ese modo envían señales positivas a clientes, inversionistas y empleados, y que cambiar de plan los haría menos confiables. A veces parecen más interesados en seguir su estrategia, que en mantener el negocio vivo. Si partimos del hecho de que hoy en día la velocidad de cambio no tiene precedentes, mantener las estrategias de una empresa estáticas no concuerda con el mundo de nuestros días.
Los empresarios inteligentes y los inversionistas de gran “colmillo” saben que una nueva empresa gana más credibilidad por sobrevivir, que por seguir fielmente la estrategia original.
La última pregunta: ¿Tiene usted habilidad negociadora?
Los resultados del estudio señalan que los emprendedores exitosos saben cerrar tratos. Tienen una habilidad especial para aparecer en el último momento y sacar a “patadas” a sus rivales o convencer con argumentos sólidos. Soportan muy bien la presión, saben exactamente dónde ceder y qué se llevarán a cambio.
Tener habilidad negociadora significa sentirse cómodo tomando decisiones de vida o muerte para su empresa, a veces en plena oscuridad. ¿Qué les ha pasado en este aspecto a muchos ejecutivos que salen de sus posiciones de poder y quieren empezar una nueva empresa con su liquidación, aquellos altos directivos que inician después de 20 años de servicio su propia empresa? Les cuesta trabajo percibir la enorme diferencia que existe entre tomar decisiones en una empresa establecida, y hacerlo en una recién creada. Les resulta en muchas ocasiones difícil adaptarse al mundo emprendedor, donde las decisiones son de otra naturaleza y mucho más trascendentes. Un pequeño error puede matar al negocio. En una nueva empresa cuando los antes ejecutivos no pueden confiar en sus instintos, se paralizan.
Lo peor que puede hacer es zambullirse sin más en su primer proyecto y apostarle todos sus recursos, todas las “canicas”. Antes, debería trabajar en una empresa de rápido crecimiento, que pertenezca en lo posible, a la misma industria que le interesa. Además de adquirir experiencia y contactos, tal vez encontrará allí un “jefe” que le ayude a identificar las características que más necesite desarrollar. A muchos empresarios exitosos les gusta actuar como “mentores” de jóvenes empresarios, pues sienten que así devuelven lo que recibieron.
La vida del emprendedor no es para todos.
Es quizá una vocación que hay que cultivar y para la que hay que prepararse: Aun los que tienen condiciones para ello descubren que el camino es mucho más duro y largo que lo previsto; pero si usted comienza con una clara percepción de sus propias capacidades y carencias, tendrá muchas más posibilidades de éxito.
México necesita nuevos empresarios y no seudoempresarios. Empresarios jóvenes que tengan una visión de largo plazo; empresarios honestos que busquen creativamente alternativas de negocio. Empresarios se arriesguen a construir, poco a poco, pero por mucho tiempo.
1 comentario